El diagnóstico fisioterapéutico es fundamental en la atención al paciente, ya que va más allá de solo identificar síntomas, sino que también se mira la historia médica de la persona, su entorno y lo que es como individuo, cómo realiza sus actividades de la vida diaria, sus costumbres y hábitos. Con varias herramientas y técnicas, el fisioterapeuta puede hacer un diagnóstico claro que ayudará a decidir cómo tratar a cada paciente. El diagnóstico fisioterapéutico no debe confundirse con un diagnóstico médico, este diagnóstico se centra en las disfunciones y limitaciones del movimiento y su impacto en la calidad de vida del paciente.
Le da al fisioterapeuta una base sólida para armar un plan de tratamiento a medida, al descubrir qué está causando el problema, el fisioterapeuta puede crear estrategias que no solo alivien los síntomas, sino que también ataquen la raíz del asunto. Además, el diagnóstico en fisioterapia ayuda a educar al paciente. Al comunicar lo que se ha encontrado y explicar su situación, los pacientes se sienten más involucrados en su rehabilitación, ya que entienden un poco más como funciona el cuerpo y como puede mejorar su situación. Este enfoque colaborativo no solo hace que sigan el tratamiento mejor, sino que también los motiva a hacer cambios en su vida que les beneficiarán en el futuro. El diagnóstico fisioterapéutico es un proceso dinámico, ya que, el fisioterapeuta debe realizar un seguimiento del progreso del paciente y ajustar el plan de tratamiento según sea necesario, según la respuesta del paciente a las intervenciones dadas.