Las teorías del envejecimiento ofrecen valiosas perspectivas que abarcan desde explicaciones genéticas y celulares hasta consideraciones ambientales y psicológicas. Muchas de estas propuestas, como la teoría del desgaste y la de los radicales libres, han estimulado tanto la investigación como la comprensión de procesos biológicos fundamentales. No obstante, su enfoque reduccionista plantea cierta limitación, ya que ninguna teoría individual logra captar en su totalidad la complejidad del envejecimiento, un fenómeno que se caracteriza por la influencia de múltiples factores interrelacionados. Además, la traslación directa de hallazgos de laboratorio al ámbito de la longevidad humana enfrenta importantes retos, y la variabilidad en el proceso de envejecimiento de cada individuo continúa siendo un área de investigación activa.