La puericultura es importante para el desarrollo integral de los niños desde su nacimiento, ya que no solo se enfoca en la salud física, sino también en el bienestar emocional, social y cognitivo. A través de cuidados adecuados, buena alimentación, vacunación y estimulación temprana, se garantiza un crecimiento sano, también actúa como una guía para asegurar que el niño crezca en un entorno saludable y amoroso, fomentando hábitos positivos que perdurarán durante toda la vida, así formando una relación afectiva entre el niño y su entorno, fortaleciendo la autoestima y la seguridad. Invertir en puericultura es invertir en el futuro, ya que un niño bien cuidado tiene más oportunidades de convertirse en un adulto saludable, equilibrado y capaz de contribuir positivamente a la sociedad. Los niños cuidados con amor y conocimiento tienen mayores posibilidades de convertirse en adultos sanos, seguros y empáticos, se construyen las bases de adultos responsables y emocionalmente estables.
La puericultura se adapta a cada etapa del desarrollo infantil, no se trata de un conjunto de reglas fijas, sino de una práctica flexible que reconoce que cada niño es único. Lo que necesita un recién nacido es muy distinto a lo que requiere un niño en edad escolar o un adolescente, enseña a los padres y cuidadores, educa a los adultos para cuidar mejor a los niños, promoviendo vínculos afectivos sanos, buena comunicación y límites adecuados. Por eso, más que una ciencia solo para profesionales, la puericultura también es una herramienta valiosa para las familias.