Weston y Brigham (2015) definen la gestión financiera como "el proceso mediante el cual se toman decisiones respecto a la adquisición, uso y control de los recursos financieros con el objetivo de maximizar el valor de la empresa en el tiempo". Desde esta perspectiva, la gestión financiera no solo busca mantener la estabilidad financiera de una organización, sino que también se orienta hacia el crecimiento y el aumento del valor para los accionistas.
Gitman y Zutter (2012), la gestión financiera es "el área de la administración que se encarga de planificar, organizar, dirigir y controlar los recursos financieros de una organización con el propósito de alcanzar sus objetivos de manera eficiente". Esto significa que no solo se trata de manejar el dinero, sino de diseñar estrategias que permitan el crecimiento económico de la empresa a través de decisiones bien fundamentadas.
La gestión financiera es una función clave dentro de cualquier organización, ya que permite administrar los recursos económicos de manera eficiente para garantizar su sostenibilidad y rentabilidad. No solo implica el manejo de ingresos y egresos, sino también la toma de decisiones estratégicas sobre inversión, financiamiento y control financiero. Su objetivo principal es optimizar el uso de los recursos disponibles para generar valor y garantizar la estabilidad financiera a largo plazo.