Es un enfoque de enseñanza en el que los alumnos participan del proceso de aprendizaje mediante el desarrollo del conocimiento y la comprensión.
Características:
Participación activa del alumnado: Los alumnos se involucran de manera directa en su propio aprendizaje, asumiendo un papel protagónico en la construcción del conocimiento. Es lo que comúnmente denominamos «aprender haciendo».
Enfoque centrado en el alumno: Las necesidades, intereses y estilos de aprendizaje de los estudiantes son el eje central del proceso educativo.
Aprendizaje experiencial: Se promueve la aplicación práctica de los conceptos aprendidos a través de actividades, proyectos y situaciones de la vida real.
Colaboración y trabajo en equipo: Se fomenta la interacción entre los estudiantes, facilitando el intercambio de ideas, el espíritu creativo, la resolución conjunta de problemas y el desarrollo de habilidades sociales.
Pensamiento crítico y reflexivo: Se estimula la capacidad de los alumnos para cuestionar, analizar y evaluar la información, promoviendo un aprendizaje más profundo y significativo.
Retroalimentación continua: Los docentes brindan feedback regular y constructivo, permitiendo a los estudiantes identificar sus fortalezas y áreas de mejora.