ESTE ES UNA ACTIVIDAD INDIVIDUAL, DEBE REALIZARSE ENTRE EL 7 Y EL 11 DE JULIO DE 2025
La Conferencia con el tema LIPIDOS la disertaó el DR. FERNANDO BRITES
"Las lipoproteínas de baja (LDL) y alta densidad (HDL) cumplen funciones clave en el metabolismo lipídico, con efectos opuestos en la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECV), una de las principales causas de muerte global. La LDL, conocida como “colesterol malo”, es el principal objetivo terapéutico en la prevención de eventos cardiovasculares. Numerosos estudios epidemiológicos, de aleatorización mendeliana, ensayos clínicos y metaanálisis han demostrado los beneficios de reducir los niveles plasmáticos de C-LDL mediante estatinas, ezetimibe, inhibidores de PCSK9 y ácido bempedoico. Las guías internacionales establecen objetivos terapéuticos de C-LDL según el riesgo cardiovascular, que a menudo requieren tratamientos intensivos. Por ejemplo, las guías europeas recomiendan niveles <40 mg/dL para pacientes con dos eventos vasculares en dos años. Aunque inicialmente hubo preocupaciones sobre los posibles efectos adversos de niveles muy bajos de C-LDL (como ACV hemorrágico, diabetes o trastornos visuales), estudios recientes respaldan su seguridad a largo plazo y su asociación con menor riesgo cardiovascular. En contraste, la HDL o “colesterol bueno” tiene propiedades cardioprotectoras como el transporte inverso de colesterol y efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Sin embargo, los intentos farmacológicos de aumentar el colesterol HDL (C-HDL) no lograron reducir los eventos cardiovasculares, lo que sugiere que los niveles plasmáticos de C-HDL no reflejan necesariamente su funcionalidad. Además, se ha cuestionado el supuesto beneficio de niveles muy altos de C-HDL, ya que varios estudios identificaron una relación en forma de U entre sus niveles y la mortalidad. Investigaciones en Europa y EE.UU., tanto en población general como en pacientes con enfermedad coronaria, observaron que valores de C-HDL >80 mg/dL se asocian con mayor riesgo de mortalidad total, cardiovascular y no cardiovascular. Las causas aún no están claras, aunque una hipótesis sugiere que las HDL en estos casos tendrían una menor capacidad para captar colesterol libre, favoreciendo la formación de partículas remanentes aterogénicas. En resumen, aunque se ha avanzado en el conocimiento sobre LDL y HDL, aún se requieren estudios adicionales para comprender plenamente sus implicancias clínicas. Hasta contar con mayor evidencia, el abordaje de los pacientes con niveles muy bajos de C-LDL o extremadamente altos de C-HDL deberían efectuarse con mucha cautela.
Se invita a relacionar este contenido con el Sílabo de Bioquímica, a través de su propio aporte en no más de 200 palabras.