Mi abuela, con 82 años, me comentó que una de las principales sabidurías de los ancianos es la paciencia y la visión a largo plazo. Ella dice que en la sociedad actual todo se quiere obtener de manera rápida, pero que los mayores han aprendido que los mejores cambios y logros se dan de forma gradual y constante. Sugirió que las empresas deberían adoptar este enfoque más paciente y sostenido para lograr transformaciones duraderas.
Por otro lado, mi abuelo de 78 años resaltó la importancia del trabajo en comunidad y el sentido de responsabilidad colectiva. Él me explicó que en su época, las personas mayores eran respetadas por su experiencia y sabiduría, y que solían reunirse para tomar decisiones que beneficiaran a todo el pueblo. Cree que las empresas podrían aprender de estas prácticas ancestrales, fomentando la participación y el consenso entre los diferentes grupos de interés.