La información que obtuvo Cambridge Analytica fue usada sobre todo para influir en decisiones políticas, a través de una técnica llamada microsegmentación. Básicamente, lo que hacían era analizar los datos personales de las personas (como sus intereses, creencias, miedos, nivel educativo, entre otros) para armar perfiles psicológicos súper detallados. Luego, les mandaban mensajes políticos hechos a la medida, con el objetivo de cambiar o reforzar su forma de pensar. No era propaganda común, sino algo más elaborado y dirigido a lo que cada persona sentía o temía. Lo más grave es que este tipo de manipulación no se nota fácilmente, y eso afecta la democracia, porque ya no se trata de convencer con ideas abiertas, sino de usar la información personal como una herramienta de control silencioso.
Siento que esto es un llamado fuerte a poner más límites y transparencia en el uso de nuestros datos. Personalmente me preocupa cómo las plataformas digitales pueden manipular nuestras decisiones de forma silenciosa. Creo que necesitamos regulaciones más estrictas y que las empresas tecnológicas sean completamente claras con los usuarios sobre quién puede usar nuestra información y con qué propósito. Además, necesitamos educarnos y exigir más control sobre nuestra privacidad; no podemos seguir entregando nuestra información con los ojos vendados.
Siento que esto es un llamado fuerte a poner más límites y transparencia en el uso de nuestros datos. Personalmente me preocupa cómo las plataformas digitales pueden manipular nuestras decisiones de forma silenciosa. Creo que necesitamos regulaciones más estrictas y que las empresas tecnológicas sean completamente claras con los usuarios sobre quién puede usar nuestra información y con qué propósito. Además, necesitamos educarnos y exigir más control sobre nuestra privacidad; no podemos seguir entregando nuestra información con los ojos vendados.