La Constitución debe incorporar la interculturalidad porque reconoce y respeta la diversidad cultural que existe en el país. Esto garantiza igualdad de derechos y evita la discriminación hacia los pueblos indígenas y otras comunidades. Además, fortalece la identidad nacional al valorar las distintas tradiciones y costumbres, y asegura una educación que promueva el respeto entre culturas. También cumple con acuerdos internacionales que protegen los derechos de los pueblos originarios. En definitiva, incluir la interculturalidad en la Constitución contribuye a construir una sociedad más justa, inclusiva y respetuosa de todas las culturas.