En una reunión de trabajo, estaba explicándole a mi jefe un problema urgente que había surgido en un proyecto. Sin embargo, él estaba revisando correos en su computadora y apenas levantaba la mirada. Cuando intenté explicar con más detalle, me interrumpió diciendo que estaba ocupado y que me enviaría un correo después. Sentí que no me estaba escuchando ni valorando mi aporte, y eso me frustró porque el problema necesitaba atención inmediata.