A diferencia de los carbohidratos (almacenados como glucógeno) y los lípidos (almacenados en forma de triglicéridos en el tejido adiposo), el cuerpo humano no posee un sistema especializado para almacenar proteínas. Las proteínas se encuentran principalmente en las estructuras funcionales del organismo, como los músculos, las enzimas, hormonas, y componentes celulares. Su función principal es estructural y funcional, no energética. Según Guyton y Hall (2021), el cuerpo recurre a las proteínas como fuente de energía solo en condiciones extremas, como ayuno prolongado o estados de enfermedad avanzada.
Esta ausencia de reservas proteicas tiene implicaciones clínicas importantes. En situaciones de ayuno prolongado, cuando se agotan las reservas de glucógeno y los lípidos ya no son suficientes para sostener todas las necesidades energéticas, el cuerpo recurre a la degradación de proteínas musculares (proteólisis) para obtener aminoácidos que se conviertan en glucosa por gluconeogénesis. Esto puede conducir a pérdida de masa muscular, debilidad y alteraciones funcionales.
En enfermedades como el cáncer o la caquexia, donde hay un desequilibrio metabólico severo, la degradación proteica se incrementa. La caquexia, en particular, es un síndrome caracterizado por la pérdida involuntaria de peso, masa muscular y apetito, y está relacionada con un metabolismo hipercatabólico que acelera la pérdida de proteínas musculares (Tisdale, 2009).
En resumen, el cuerpo no almacena proteínas como fuente energética directa debido a su papel esencial en la estructura y función celular. Esta característica vuelve al organismo vulnerable a la pérdida de masa muscular en estados críticos, afectando negativamente la recuperación, el sistema inmune y la calidad de vida del paciente.
Referencias
Guyton, A. C., & Hall, J. E. (2021). Tratado de fisiología médica (14ª ed.). Elsevier.
Tisdale, M. J. (2009). Mechanisms of cancer cachexia. Physiological Reviews, 89(2), 381–410. https://doi.org/10.1152/physrev.00016.2008