1. Seguridad jurídica y confianza para emprender
La Ley de Compañías permite que los emprendedores puedan constituir legalmente una sociedad, dotándola de personalidad jurídica propia. Esto significa que la empresa puede actuar como sujeto de derechos y obligaciones, separada del patrimonio personal del emprendedor, lo que reduce riesgos y genera seguridad jurídica, elemento esencial para fomentar la inversión y el crecimiento empresarial.
2. Diversidad de tipos societarios adaptables a cada necesidad
La normativa ecuatoriana contempla varios tipos de sociedades (como la sociedad anónima, la compañía de responsabilidad limitada, la sociedad por acciones simplificada -SAS-, entre otras), lo que permite a los emprendedores elegir la estructura societaria que mejor se adapte al tamaño, propósito y proyección del negocio. Por ejemplo, la SAS ha revolucionado el emprendimiento en el país al permitir la creación de empresas con trámites más ágiles y sin necesidad de un socio adicional.
3. Acceso a financiamiento y crecimiento
La formalización de negocios mediante sociedades mercantiles permite el acceso a fuentes de financiamiento, tanto del sector público como privado. Instituciones financieras, fondos de inversión y programas estatales suelen requerir que el emprendimiento esté legalmente constituido para otorgar créditos, incentivos o beneficios tributarios. Además, una empresa formal tiene mayores posibilidades de establecer alianzas estratégicas y contratos con otras entidades.
4. Impulso a la economía y generación de empleo
Cuando los negocios se formalizan a través de sociedades mercantiles, contribuyen directamente al desarrollo económico del país, generando empleo, pagando impuestos y participando en el sistema productivo. Esta formalización favorece también el control estatal sobre la actividad económica, evitando la informalidad y la competencia desleal.
5. Facilidad de constitución con reformas recientes
La modernización de la Ley de Compañías, como la inclusión de la SAS y el uso de plataformas electrónicas para su constitución, ha reducido la burocracia, costos y tiempos de creación de empresas, lo que elimina barreras de entrada y hace más accesible la formalización para los emprendedores de todos los sectores sociales.