La creciente longevidad con más de 2 000 millones de personas de 60 años o más proyectadas para 2050 exige comprender los síndromes geriátricos caídas, deterioro cognitivo, incontinencia, fragilidad, inmovilidad y polifarmacia, cuya base biológica, psicológica y social merma la autonomía y la calidad de vida. Su presentación atípica y las múltiples comorbilidades obligan a un abordaje diagnóstico-terapéutico integral centrado en la persona. La detección precoz y el manejo adecuado reducen hospitalizaciones, dependencia e institucionalización, preservando la funcionalidad y alivianando la carga familiar. Contar con profesionales capacitados en geriatría asegura intervenciones preventivas, dignas y efectivas que favorecen un envejecimiento saludable.
Importancia del estudio de los principales síndromes y enfermedades geriátricas
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