La programación fiscal es una herramienta muy importante para que el Estado pueda planificar y manejar bien su dinero. Básicamente, ayuda a organizar cómo se van a obtener los ingresos, cómo se van a gastar y cómo se va a financiar todo lo que el gobierno necesita hacer durante un año o incluso en varios años. Esto no solo incluye al gobierno central, sino también a otras entidades públicas y empresas estatales.
Lo más valioso de esta programación es que obliga a que el presupuesto se haga de forma ordenada y responsable, cuidando que el país no gaste más de lo que puede y que las finanzas públicas se mantengan estables. Así, se protege el bienestar económico no solo de las personas que viven ahora, sino también de las futuras generaciones.
Además, la programación fiscal ayuda a entender cómo factores como el crecimiento económico, la inflación o el comercio exterior pueden afectar las finanzas del país. Esto es muy útil para que el gobierno pueda tomar decisiones acertadas, como crear o ajustar impuestos y diseñar incentivos que impulsen la inversión y el desarrollo.