Federico García Lorca es una de las voces más brillantes, complejas y conmovedoras no solo de la poesía española del siglo XX, sino de la literatura universal. Se caracteriza por la capacidad de fusión y síntesis. Lorca reside en combinar lo popular y lo culto, la riqueza del simbolismo ancestral con una emoción humana, la profunda tradición andaluza con las audaces rupturas del surrealismo. El resultado es una expresión poética que, sin dejar de ser básicamente lírica y bella, aborda con una intensidad casi palpable los grandes temas existenciales de la tragedia humana: el amor, el deseo, la frustración, la violencia y, omnipresentemente, la muerte. Lo más destacable es su habilidad para transmitir estados emocionales y conceptuales a través de una estética lírica inconfundiblemente suya.
Lorca no describe el dolor, el deseo o la muerte; los hace sentir al lector mediante su poética recurrente y profundamente arraigada. Su imaginación no solo embellece sus versos, sino que carga de significado profundo cada estrofa, convirtiendo lo particular en arquetípico. Lorca no se limitaba a la creación artística; él vivía la poesía como un acto de rebeldía emocional, una herramienta de denuncia social y una incansable búsqueda de belleza incluso en las circunstancias más trágicas y desoladoras. Su voz poética, al ser simultáneamente íntima y colectiva, profundamente personal y abiertamente política, asegura que el legado de Federico García Lorca no solo permanezca vigente, sino que siga conmoviendo y resonando con una actualidad sorprendente en las sensibilidades contemporáneas.