Las culturas urbanas tienen un gran valor pedagógico y social, ya que representan formas auténticas de expresión juvenil y colectiva que reflejan las realidades sociales, económicas y culturales de distintos contextos urbanos. Desde el punto de vista pedagógico, permiten acercar el aprendizaje a los intereses y experiencias de los estudiantes, promoviendo una educación más significativa, inclusiva y contextualizada. A través de expresiones como el grafiti, el break dance, el hip hop, el skate o el arte callejero, los jóvenes desarrollan habilidades creativas, comunicativas y críticas, lo que potencia su identidad, autoestima y sentido de pertenencia.
En el ámbito social, las culturas urbanas fomentan la participación ciudadana, el respeto por la diversidad y la construcción de espacios alternativos de convivencia y resistencia frente a problemáticas como la discriminación, la violencia o la exclusión. Reconocer y valorar estas manifestaciones dentro del sistema educativo y la sociedad en general contribuye a una visión más amplia e inclusiva de la cultura, donde todas las voces, especialmente las juveniles, pueden ser escuchadas y valoradas.