La bilirrubina es un pigmento biliar resultante del metabolismo del grupo hemo, fundamentalmente procedente de la degradación de los eritrocitos envejecidos. Su presencia en sangre, más allá de indicar posibles trastornos hepáticos o hemáticos, se ha convertido en un parámetro clínico de gran relevancia tanto en medicina general como en especialidades como la neurología, la nefrología o la cardiología. Su cuantificación en exámenes bioquímicos es frecuente, y dependiendo de sus niveles y fracciones (directa e indirecta), puede orientar diagnósticos, establecer pronósticos y guiar tratamientos. En los últimos años, la bilirrubina ha sido objeto de múltiples estudios que revelan nuevas funciones y relaciones con diversas patologías crónicas.
Una investigación realizada en Brasil y publicada en la revista Clinics en 2023, evaluó a pacientes que ingresaron por infarto agudo de miocardio con elevación del ST y fueron tratados con intervención coronaria percutánea primaria. El estudio encontró que los pacientes con niveles más altos de bilirrubina total al ingreso presentaron una mayor incidencia de complicaciones cardiovasculares intrahospitalarias, como arritmias graves, shock cardiogénico y muerte súbita. Este hallazgo resalta el valor pronóstico de la bilirrubina como un marcador precoz que podría ser incorporado a las escalas de riesgo en unidades de cuidados intensivos cardiovasculares, ayudando a identificar a los pacientes que requieren vigilancia estrecha o tratamiento intensivo desde el primer momento.
En otro campo clínico, la enfermedad renal crónica también ha sido objeto de estudio en relación con la bilirrubina. Un trabajo publicado en 2025 en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism reveló que niveles más bajos de bilirrubina sérica se asocian con una progresión más rápida hacia la insuficiencia renal terminal. En este estudio longitudinal, que siguió a miles de pacientes durante cinco años, se demostró que la bilirrubina cumple una función protectora a nivel renal gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Por lo tanto, mantener niveles adecuados de bilirrubina no solo podría prevenir complicaciones hepáticas o neurológicas, sino también ralentizar el deterioro renal en personas con patologías crónicas, como diabetes o hipertensión arterial.
Estos descubrimientos recientes reafirman que la bilirrubina no debe entenderse únicamente como un desecho metabólico, sino como una molécula bioactiva con implicaciones clínicas mucho más amplias. Su presencia moderada en el organismo, lejos de ser perjudicial, podría ofrecer un efecto protector en diversos órganos y sistemas. La interpretación cuidadosa de sus niveles en contextos específicos puede mejorar la capacidad de predicción, prevención y personalización de tratamientos en enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo.
Bibliografía:
Chen Y, Liu C-F, et al. Predictive values of bilirubin for in-hospital adverse events in STEMI after primary PCI. Clinics (São Paulo). 2023;78:100306. DOI: 10.1016/j.clinsp.2023.100306
Inoguchi T, Okui T, et al. A novel kidney failure prediction model in individuals with CKD: impact of serum bilirubin levels. J Clin Endocrinol Metab. 2025;110(5):1375–1383. DOI: 10.1210/clinem/dgae430
Una investigación realizada en Brasil y publicada en la revista Clinics en 2023, evaluó a pacientes que ingresaron por infarto agudo de miocardio con elevación del ST y fueron tratados con intervención coronaria percutánea primaria. El estudio encontró que los pacientes con niveles más altos de bilirrubina total al ingreso presentaron una mayor incidencia de complicaciones cardiovasculares intrahospitalarias, como arritmias graves, shock cardiogénico y muerte súbita. Este hallazgo resalta el valor pronóstico de la bilirrubina como un marcador precoz que podría ser incorporado a las escalas de riesgo en unidades de cuidados intensivos cardiovasculares, ayudando a identificar a los pacientes que requieren vigilancia estrecha o tratamiento intensivo desde el primer momento.
En otro campo clínico, la enfermedad renal crónica también ha sido objeto de estudio en relación con la bilirrubina. Un trabajo publicado en 2025 en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism reveló que niveles más bajos de bilirrubina sérica se asocian con una progresión más rápida hacia la insuficiencia renal terminal. En este estudio longitudinal, que siguió a miles de pacientes durante cinco años, se demostró que la bilirrubina cumple una función protectora a nivel renal gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Por lo tanto, mantener niveles adecuados de bilirrubina no solo podría prevenir complicaciones hepáticas o neurológicas, sino también ralentizar el deterioro renal en personas con patologías crónicas, como diabetes o hipertensión arterial.
Estos descubrimientos recientes reafirman que la bilirrubina no debe entenderse únicamente como un desecho metabólico, sino como una molécula bioactiva con implicaciones clínicas mucho más amplias. Su presencia moderada en el organismo, lejos de ser perjudicial, podría ofrecer un efecto protector en diversos órganos y sistemas. La interpretación cuidadosa de sus niveles en contextos específicos puede mejorar la capacidad de predicción, prevención y personalización de tratamientos en enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo.
Bibliografía:
Chen Y, Liu C-F, et al. Predictive values of bilirubin for in-hospital adverse events in STEMI after primary PCI. Clinics (São Paulo). 2023;78:100306. DOI: 10.1016/j.clinsp.2023.100306
Inoguchi T, Okui T, et al. A novel kidney failure prediction model in individuals with CKD: impact of serum bilirubin levels. J Clin Endocrinol Metab. 2025;110(5):1375–1383. DOI: 10.1210/clinem/dgae430