La función del docente en el desarrollo infantil integral es guiar, estimular y facilitar el crecimiento físico, emocional, cognitivo y social del niño en sus primeros años de vida, creando ambientes seguros, afectivos y ricos en experiencias de aprendizaje. Es fundamental porque en esta etapa (1 a 5 años) se forman las bases del desarrollo futuro, y la intervención adecuada puede prevenir rezagos o dificultades. Dos características clave que debe tener un docente para trabajar con niños pequeños son la paciencia y la sensibilidad afectiva, ya que estas cualidades permiten atender las necesidades individuales y emocionales de cada niño. Por otro lado, los padres de familia son actores esenciales en el desarrollo infantil, pues son los primeros educadores y modelos de conducta. Su participación activa fortalece el vínculo afectivo y el aprendizaje del niño. Actividades familiares que favorecen este desarrollo incluyen leer cuentos juntos, jugar con bloques o rompecabezas, realizar actividades de motricidad como dibujar o bailar, y establecer rutinas estables. En cuanto a las instituciones que intervienen en el desarrollo integral infantil, destacan el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que ofrece apoyo desde el nacimiento hasta la adolescencia; la UNICEF, que promueve programas de protección y desarrollo desde la primera infancia; y la fundación Save the Children, que trabaja con niños desde los 0 años ofreciendo recursos educativos, alimenticios y de salud. Estas organizaciones contribuyen significativamente durante toda la etapa de la infancia, especialmente entre los 0 y 6 años, que es un periodo crítico para el desarrollo integral.