Un paciente adulto mayor con diabetes tipo 2 mal controlada presenta una infección severa que requiere una extracción dental urgente y el uso de antibióticos. Sin embargo, el paciente se niega rotundamente a tomar cualquier tipo de medicamento y rechaza la extracción, basándose en sus creencias religiosas que prohíben las intervenciones médicas invasivas y el uso de fármacos. Afirma que preferiría "dejar que la naturaleza siga su curso", a pesar de los riesgos evidentes para su salud general.

Interrogantes: ¿Cómo se respeta la autonomía del paciente frente a un tratamiento que es vital para su salud y bienestar? ¿Hasta dónde llega el deber del odontólogo de persuadir o intervenir cuando las creencias del paciente ponen en riesgo su vida o su salud?