La comprensión lectora es un elemento primordial en el proceso de educación, debido a que este influye de forma directa en el rendimiento académico de cada uno de los estudiantes. Según Valdez Asto (2022), comprender lo que se lee no es solo identificar palabras, sino construir significados a partir de una interacción compleja entre el lector, el texto y el contexto. Por ello esta habilidad no se construye de manera automática, sino que requiere una serie de procesos psicológicos, cognitivos, lingüísticos y motivacionales. De esta manera el lector debe activar conocimientos previos, hacer inferencias, analizar y vincular ideas, implicando con ello un alto nivel de esfuerzo cognitivo.
De este modo cuando los estudiantes comprenden lo que leen, mejoran la interpretación de instrucciones, elaboración de respuestas concretas, resolución de problemas de manera rápida y vincular sus aprendizajes en distintas áreas. Además, la implementación de estrategias como el uso de libros de interés, incrementa la motivación haciendo de la lectura una experiencia placentera y no una obligación. Por lo tanto, fomentar la comprensión lectora desde de la niñez es de suma importancia, ya que esta no solo mejora el rendimiento académico, sino que desarrolla personas con pensamiento crítico, reflexivos e independiente en su aprendizaje.
En definitiva, la lectura fomentada de manera correcta incrementa la capacidad de pesar, mejorar la expresión verbal-escrita y refuerza la confianza e interés de los alumnos, por lo que su impacto va mucho más allá del ámbito escolar, influyendo de manera positiva en la formación integral como seres humanos y aquí la importancia de dar a conocer que educar para comprender es educar para aprender mejor y vivir con mayor conciencia y profundidad.