Carta de Carlos a Yaguarmaqui
Yaguarmaqui:
Te escribo con el corazón en la mano y con la esperanza de que aún me escuches.
Sé que en tu pueblo se ha tomado la decisión de ofrecer a Cumandá y a ti como sacrificio. Sé que no hay mayor honor para ustedes que entregarse por los suyos… pero te pido que no lo hagas. No por ti, sino por ella.
Cumandá no merece morir. Ella no es culpable de nada. Solo ha amado con un corazón limpio, sin odio ni rencor. Si alguien debe pagar, si alguien debe entregarse, que sea yo.
Yo fui quien trajo el dolor. Yo soy el hijo del que causó tanto sufrimiento. No ella. Yo.
Yaguarmaqui, te hablo como hombre a hombre, y como alguien que también ama a Cumandá. Si de verdad la quieres, si su vida vale para ti, déjala ir. Entrégame en su lugar. Llévame al fuego, a la piedra, a donde haga falta, pero no la toquen a ella.
No sé si me odiarás por esto, o si siquiera me responderás, pero tenía que intentarlo. Por Cumandá. Por la vida.
Con respeto,
Carlos