La planificación de la evaluación es proceso mediante el cual el docente elabora una serie de actividades orientadas a valorar los aprendizajes alcanzados por sus estudiantes. Este proceso involucra un profundo análisis y reflexión sobre los objetivos de enseñanza, los criterios que guiarán la evaluación, los instrumentos que se utilizarán y el momento indicado para aplicarlos. En el ámbito educativo, planificar la evaluación, además de ser organizativa, es compromiso ético y pedagógico. Esta previsión permite a los docentes establecer una coherencia entre lo que enseñan, lo que esperan que sus estudiantes aprendan y cómo lo van a comprobar. En este sentido, Serra et al., (2017) afirman que:
A través de la planificación de la evaluación se facilita la alineación de los diferentes elementos, localizando y subsanando posibles incoherencias. También facilita la gestión de la carga de trabajo tanto del profesorado como del alumnado a la vez que favorece el seguimiento de todo el proceso. (p. 55)
De esta manera, la planificación se convierte en una herramienta fundamental para garantizar que la evaluación cumpla una función verdaderamente formativa, permitiendo ajustes en la enseñanza, retroalimentación constante y una mayor equidad en el acceso a los aprendizajes. Evaluar con base en una planificación consistente es también una forma de respetar el ritmo de cada estudiante y de propiciar ambientes de aprendizaje más significativos, transparentes y comprometidos con la mejora continua.
Referencia:
Quesada Serra, V., Rodríguez Gómez, G., & Ibarra Sáiz, M. S. (2017). Planificación e innovación de la evaluación en educación superior: La perspectiva del profesorado. Revista de Investigación Educativa, 35(1), 53–70. https://doi.org/10.6018/rie.35.1.239261