En las universidades ecuatorianas desde 2007, lo cual refleja un esfuerzo por democratizar el acceso a la educación superior. Sin embargo, evidencia una brecha entre la teoría y la práctica: mientras las políticas públicas promueven la interculturalidad, su implementación sigue siendo superficial. Los testimonios de los estudiantes revelan falta de difusión sobre sus derechos y una escasa integración del Sumak Kawsay en los currículos, lo que perpetúa un modelo educativo monocultural. Esto plantea un desafío urgente: no basta con aumentar la matrícula indígena; se requiere una transformación estructural en la pedagogía, la formación docente y los contenidos académicos para lograr una verdadera decolonización del conocimiento.