En los últimos años, las lluvias intensas y los deslizamientos se han vuelto más frecuentes. Esto ha afectado tanto a las familias agricultoras como a quienes necesitan movilizarse. Uno de los mayores problemas es que no existe una preparación adecuada para enfrentar estas emergencias. No hay señalización de zonas de riesgo, ni capacitaciones sobre como actuar en caso de un desastre. Para mejorar esta situación, se debería trabajar en un plan de gestión de riesgos con apoyo del municipio, las instituciones educativas y los líderes locales. Es importante que se realicen simulacros, se instalen alarmas comunitarias y se habiliten refugios seguros en lugares estratégicos. Además, la inversión en drenaje pluvial y mantenimiento de caminos puede prevenir daños mayores. Estas acciones ayudarían a estar mejor preparados y a reducir las consecuencias de los fenómenos climático
Participación 4: Gestión de desastres y los desafíos locales
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