Una de las emociones que más afecta negativamente el aprendizaje de las matemáticas es la ansiedad matemática. Esta emoción, presente en estudiantes de diversas edades, suele expresarse como miedo, tensión o nerviosismo al enfrentar problemas matemáticos, evaluaciones o incluso al participar en clase. Aunque muchas veces no se reconoce a tiempo, puede convertirse en una barrera real para el desarrollo del pensamiento lógico y del gusto por esta área del conocimiento.
Desde mi formación como estudiante de la carrera de Educación Básica, he aprendido que las emociones juegan un papel fundamental en los procesos de aprendizaje. La ansiedad matemática no solo disminuye el rendimiento académico, sino que también puede afectar la autoestima del estudiante y su disposición a enfrentar nuevos retos. Tobias y Weissbrod (1980) explican que esta ansiedad crea un ciclo negativo en el que el bajo rendimiento incrementa la ansiedad, y esta, a su vez, empeora el desempeño. Por su parte, Ashcraft y Krause (2007) señalan que este tipo de ansiedad interfiere con la memoria de trabajo, lo que limita la capacidad del estudiante para procesar la información y resolver problemas, incluso si ha aprendido los contenidos previamente.
En base a mi experiencia escolar he notado que esta emoción suele surgir cuando el estudiante siente una presión excesiva por obtener resultados correctos, o cuando no hay un espacio seguro para equivocarse. Esto me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de que el futuro docente promueva un ambiente emocionalmente favorable, donde los estudiantes no teman equivocarse y donde se valore el proceso tanto como el resultado. Crear experiencias de aprendizaje significativas, incorporar juegos, actividades prácticas y promover el trabajo en equipo son algunas estrategias que, según lo que he estudiado, pueden contribuir a reducir la ansiedad matemática.
Considero que comprender el impacto de las emociones en el aprendizaje es fundamental para nosotros, como futuros docentes. Entender cómo influyen sentimientos como la ansiedad, el miedo o la frustración nos permitirá diseñar experiencias más humanas, inclusivas y eficaces.
¿Qué opinan ustedes? ¿Han observado o vivido experiencias donde la ansiedad matemática ha estado presente? ¿Qué ideas o estrategias creen que podríamos aplicar como futuros docentes para enfrentar esta situación?
Referencias:
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Ashcraft, M. H., & Krause, J. A. (2007). Working memory, math performance, and math anxiety. Psychonomic Bulletin & Review, 14(2), 243–248.
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Tobias, S., & Weissbrod, C. (1980). Anxiety and mathematics: An update. Harvard Educational Review, 50(1), 63–70.