En las comunidades rurales de Chimborazo, la resiliencia frente al cambio climático se construye desde la organización comunitaria. Muchas de estas comunidades, lideradas por mujeres y jóvenes, están recuperando prácticas sostenibles como el uso de terrazas agrícolas, la reforestación con especies nativas y la cosecha de agua de lluvia. También se están capacitando en gestión de riesgos y primeros auxilios, ya que viven en zonas de difícil acceso. Creo que fortalecer estas iniciativas desde las universidades, ONGs y gobiernos locales puede marcar la diferencia. Necesitamos una respuesta que combine el conocimiento local con el científico, y que dé voz a quienes viven directamente los impactos del clima en sus actividades diarias.