Concuerdo que la falta de sometimiento de algunos Estados miembros de la OEA a la jurisdicción de la Corte Interamericana debilita la universalidad y efectividad del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Aunque el reconocimiento de competencia es voluntario, una vez aceptado genera obligaciones jurídicas que no pueden subordinarse a la soberanía estatal, especialmente en materia de derechos humanos. Sin esta aceptación, el control de convencionalidad se vuelve impracticable, lo que representa un retroceso contrario al principio de progresividad. El caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras demuestra la importanciae de una Corte con autoridad vinculante para garantizar la protección efectiva de los derechos humanos en la región.