Si tuviera que proponer una nueva unidad para medir algo que no está bien definido en el Sistema Internacional (SI), propondría la "empática" (Em) como unidad para cuantificar el grado de empatía humana en interacciones sociales. Aunque existen mediciones cualitativas y cuestionarios psicológicos que intentan valorar la empatía, no hay una unidad estandarizada y cuantificable que permita comparar este rasgo de forma precisa y objetiva en contextos científicos o tecnológicos.
La unidad "empática" se definiría en función de la capacidad de una persona para reconocer, comprender y responder emocionalmente a los estados afectivos de otros. Su escala podría construirse a partir de indicadores biométricos (como la actividad cerebral en regiones relacionadas con la empatía, expresiones faciales o respuestas fisiológicas) combinados con patrones de comportamiento observables durante interacciones reales o simuladas.
Esta unidad sería especialmente útil en el desarrollo de inteligencia artificial social, robótica asistencial, educación emocional y selección de personal en profesiones que requieren una alta sensibilidad interpersonal (como medicina, psicología o trabajo social). También serviría para evaluar programas de desarrollo emocional y generar métricas comparativas entre culturas o generaciones.
Aunque medir algo tan complejo como la empatía implica desafíos éticos y metodológicos, establecer una unidad como la "empática" abriría nuevas posibilidades para integrar lo emocional en sistemas técnicos y promover una comprensión más integral del comportamiento humano.