En lo personal, lo más interesante es su conexión con las raíces tradicionales mexicanas que la definen, las cuales no quiere dejar ir y que las hace estar orgullosa de su nacionalidad. Ella demuestra que la autenticidad no está reñida con la innovación. Además, sobre todo, destaca su vulnerabilidad al compartir cómo las emociones crudas (la pérdida, el amor, la nostalgia) se transforman en arte en sus canciones tan icónicas como lo son "Nunca es suficiente". Esto hace reflexionar sobre cómo el proceso creativo puede ser un acto emocional e intenso, tanto para el artista como para el público. Lafourcade nos recuerda que la música no es solo sonido, sino memoria, resistencia, un sentimiento y sobre todo arte.