La autonomía:
El principialismo en bioética, propuesto por Beauchamp y Childress, se basa en cuatro principios fundamentales: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia. Entre ellos, el principio de autonomía resalta el derecho de cada persona a tomar decisiones libres, conscientes e informadas sobre su vida, salud y bienestar. Este principio es esencial para respetar la dignidad y la autodeterminación individual. Sin embargo, su aplicación de forma acrítica o descontextualizada puede invisibilizar las desigualdades estructurales y los condicionamientos sociales que afectan la capacidad real de elección, especialmente en poblaciones marginadas. En contextos de vulnerabilidad, la autonomía no puede reducirse a una visión individualista; debe ampliarse a una autonomía relacional y colectiva, entendida como un proceso que depende de factores sociales, culturales, económicos e históricos que influyen en el poder de decisión de las personas y comunidades.