No se trata solo de la creación de melodías pegadizas o letras ingeniosas, sino de una exploración íntima de sus sentimientos, sus vivencias y sus raíces. Ver cómo se sumerge en la búsqueda de la esencia de cada canción, cómo experimenta con sonidos y cómo permite que las emociones la guíen, me pareció inspirador.
Además, la manera en que colabora con otros músicos y artesanos del sonido, buscando enriquecer su música con diferentes perspectivas y texturas, resalta una generosidad artística que es admirable. No se encierra en su propio universo creativo, sino que abre las puertas a la riqueza del encuentro y del diálogo musical.
En un mundo donde a menudo se prioriza la inmediatez y la producción en masa, la dedicación y el cuidado artesanal que Natalia Lafourcade invierte en su proceso creativo se sienten como un acto de resistencia y de amor por la música. Nos recuerda que detrás de cada canción hay una historia, una emoción y un trabajo minucioso que merecen ser apreciados. Su enfoque honesto y apasionado es, sin duda, lo más relevante e interesante que percibí del video.