1. ¿Educación con dignidad o dignidad con educación?
Introducción
Un objetivo que no solo debe orientar la acción de los poderes públicos, sino también el comportamiento de los grupos sociales y de los individuos.
Hablar de la relación entre educación y dignidad humana es profunda y fundamental. No se trata únicamente de formar personas capacitadas para insertarse en el mundo laboral, sino de educar ciudadanos libres, críticos y conscientes de su papel en la sociedad. Desde esta perspectiva, la educación no puede ser vista solo como un medio para alcanzar otros fines, como el éxito profesional o económico, sino como un fin en sí misma: una forma de vida que permite a cada individuo desplegar su humanidad. Educar y aprender son actos valiosos porque cultivan lo más noble del ser humano: su pensamiento, su sensibilidad, su conciencia moral.
Por otro lado, la dignidad implica dar a las personas las máximas oportunidades para que puedan desarrollarse hasta dónde quieran y sus particularidades intrínsecas se lo permitan. Implica ofrecer oportunidades reales, no solo formales, para que pueda construir su proyecto de vida.
Plantearse entonces si es preferible hablar de educación con dignidad o dignidad con educación no es solo un juego de palabras: es una invitación a reflexionar sobre qué tipo de sociedad queremos construir, estableciendo una sociedad cuyo funcionamiento sea intrínsecamente digno y agradable, que contribuya al crecimiento personal.
Desarrollo
Ambas partes de la pregunta pueden ser desarrolladas a cabalidad, en educación con dignidad podemos decir que el maestro para poder enseñar y ser ejemplo debe tener presente que es el respeto hacia el mismo y hacia los demás, lo que hace que tenga la dignidad como parte de si, estaría complementando a la educación como parte fundamental, entonces siendo ejemplo de sus alumnos, podrá ayudar a resolver de mejor manera los errores de sus alumnos, pues ser recto desde sus principios es necesario para que los conocimientos sean no solo mejor entendidos, sino que serán de muy buena calidad.
La violencia, la corrupción y la indiferencia son síntomas de una sociedad que ha perdido el horizonte ético. El docente, aún en su agotamiento, debe encontrar en su práctica la fuerza para reavivar la dignidad de cada ser humano. Educar es un acto de amor y valentía. Gandhi lo expresó con claridad: “Creer en algo y no vivirlo es deshonesto”. La educación debe ser coherente con sus principios, promoviendo la autenticidad, el respeto y la dignidad (Crónica, 2025).
Justamente para evitar la mala educación de la gente, se debe tener profesores dignos que fomenten ese respeto por los demás que debe ser un valor intrínseco, tener un horizonte ético es uno de los fines de la educación que debe perdurar y que hará una mejor sociedad.
La dignidad en la educación está atravesada por una opción de raíz, es decir radical: elegirse como educador, definirse como tal, supone una elección para siempre por la comunicación. Mal puedo construir mi dignidad y trabajar para promover y acompañar a los demás en ese camino, si ando chocándome contra los lenguajes, si sufro cuando estoy frente a un grupo, si siento minada mi voluntad de relacionarme y de gozar con la presencia de quienes vienen a mí a aventurar caminos de aprendizaje (Prieto Castillo, 2025).
La dignidad en la educación se da al tener en cuenta cómo está estructurado el sistema educativo, pues tiene que ser destinado a educar y no a doctrinar a los estudiantes, pues, es muy probable que al querer dar por sentado y no analizar que se está dando a las personas para desarrollarse, se puede tener errores importantes que hagan que no se llegue a ese fin de la dignidad, ni el fin de ser humano, debe estar entonces la educación en constante evolución y análisis para poder determinar qué es importante cambiar y que es importante mantener para que la dignidad esté siempre presente.
Conclusión
Después de todo lo reflexionado, nos damos cuenta de que la educación no debería ser algo que se limite a transmitir datos o a preparar a alguien solo para un trabajo. La educación, para nosotros, tiene que ver con despertar algo más profundo: el pensamiento, la sensibilidad, la capacidad de imaginar otras formas de vivir. Como estudiantes de artes, entendemos que crecer con dignidad significa también tener el espacio para expresarse, para equivocarse, para cuestionar y buscar el propio camino sin miedo a ser juzgado.
No se trata de elegir entre educación con dignidad o dignidad con educación, porque las dos se necesitan mutuamente. No hay verdadera educación si no respeta al ser humano, y no hay dignidad si no se nos da la oportunidad real de aprender, de crecer, de crear. Educar es, al final, un acto de confianza en lo que cada persona puede llegar a ser. Y eso, en sí mismo ya es un arte.
Bibliografía
Crónica. (2025, febrero 7). La educación, clave para la dignidad y el desarrollo humano. Crónica. https://cronica.com.ec/2025/02/07/la-educacion-clave-para-la-dignidad-y-el-desarrollo-humano/
Prieto Castillo, D. (2025, 7 de febrero). Sobre la dignidad en la educación. Revista Interacción, 53. CEDAL. https://cedal.org.co/es/revista-interaccion/sobre-la-dignidad-en-la-educacion
Grupo 6
• Aroca Emily
• Brito Sara
• Fustillos José
• Medina Mateo
• Suárez Adrián