Autores: Cajo Tatiana, Montesdeoca Marcia, Byron Yugcha
Madre,
tú fuiste el sueño que la vida me dio,
una luz en la noche, un escudo en el dolor.
Tu abrazo fue bálsamo, tu voz, canción,
en tu regazo encontré mi primera bendición.
Tu mano,
abrazos hechos verbo,
bendicen cada herida del camino,
y en tu diálogo nace el sentido.
Contingencia de luz,
sostén en la sombra,
guardas la poesía de lo eterno
en cada gesto,
en cada mirada que florece.
Camina la tarde sobre los tejados,
dejando sus pasos en tonos dorados.
El cielo, en susurros, le canta al dolor,
y el sol se despide pintando color.
Hoy
celebro tu vida, tu lucha y tu verdad,
porque ser madre es más que dar vida y cuidar.
Es soñar por dos, resistir sin condición,
y hacer del amor eterno, nuestra mayor bendición.