El contexto sociocultural influye profundamente en cómo interpretamos los signos lingüísticos, ya que el lenguaje no existe en el vacío, sino que está arraigado en la realidad social de quienes lo usan. Las palabras, expresiones o gestos pueden tener significados muy distintos dependiendo del grupo social, la cultura o incluso la época. Por ejemplo, una palabra que en un país latinoamericano se considera inofensiva, puede tener una connotación ofensiva o vulgar en otro. Esto ocurre porque cada grupo social interpreta el lenguaje desde sus propias experiencias, valores, creencias y normas compartidas.
Además, el mismo signo lingüístico puede evolucionar en su significado con el tiempo o adquirir nuevos matices en distintos contextos. Tomemos la palabra “negro” como ejemplo. En algunos contextos puede ser simplemente una descripción del color o la raza, pero en otros puede tener una carga discriminatoria o, por el contrario, ser resignificada como símbolo de identidad y orgullo dentro de ciertas comunidades.
Esto demuestra que el lenguaje es dinámico y que su significado no está fijado de manera absoluta, sino que se construye continuamente en la interacción entre las personas y su entorno sociocultural.
Referencias:
Halliday, M. A. K. (1978). Language as Social Semiotic: The Social Interpretation of Language and Meaning. Edward Arnold. https://www.cambridge.org/core/journals/language-in-society/article/abs/m-a-k-halliday-language-as-social-semiotic-the-social-interpretation-of-language-and-meaning-london-edward-arnold-1978-pp-256/12CEC8267EFAC14C9CAFAC76112A318F