San Andrés es un encantador pueblo mágico, rodeado de montañas verdes que le dan un aire fresco y acogedor. Me gusta mucho ser de San Andrés porque, aunque es pequeño y no tiene tantas cosas como una ciudad, es un lugar muy bonito y lleno de vida. Su gente es amable y siempre te saluda con una sonrisa sincera, creando un ambiente cálido y familiar. Desde el mirador, donde está nuestro patrono San Andrés, se puede disfrutar de una vista impresionante del Chimborazo y de un cielo lleno de nubes. La iglesia antigua, con sus imágenes religiosas, es un espacio muy especial para todos. Vivo en la calle central, donde todo está cerca: panaderías, tiendas, mercados, y donde los perritos caminan libres como parte del pueblo. También tenemos una plaza de toros y un estadio grande donde se viven momentos emocionantes. San Andrés, con su sencillez y belleza, es un lugar que siempre llevaré en el corazón.