La exploración musculoesquelética es una parte clave de la valoración fisioterapéutica y tiene como objetivo identificar alteraciones en huesos, músculos, articulaciones, ligamentos y tejidos blandos que afecten el movimiento y la funcionalidad del paciente.
Componentes principales de la exploración musculoesquelética:
1. Inspección visual
Postura (alineación corporal)
Asimetrías o deformidades
Atrofias musculares o inflamación
Color y estado de la piel
2. Palpación
Tono y textura muscular
Puntos gatillo o dolorosos
Temperatura, edema, contracturas o masas
3. Evaluación del rango de movimiento (ROM)
Activo (AROM): El paciente realiza el movimiento por sí mismo.
Pasivo (PROM): El fisioterapeuta moviliza la articulación sin esfuerzo del paciente.
Se mide en grados con goniómetro o visualmente.
4. Evaluación de la fuerza muscular
Se usa la Escala de Daniels o MRC (0 a 5) para valorar la contracción muscular contra gravedad o resistencia.
5. Pruebas funcionales
Caminata, sentarse y levantarse, subir escaleras, equilibrio, etc.
6. Pruebas especiales
Maniobras específicas para confirmar o descartar lesiones (por ejemplo: Test de Lachman para ligamento cruzado anterior, Test de Neer para hombro, Test de Lasègue para ciática).
Objetivos de la exploración musculoesquelética:
Identificar la estructura lesionada o disfuncional.
Determinar la causa del dolor o limitación funcional.
Establecer un diagnóstico fisioterapéutico.
Guiar el diseño del plan de tratamiento.