La globalización es un proceso que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo. Aunque la globalización se desarrolla en el ámbito económico, sus efectos abarcan otros ámbitos, como la política y la vida en sociedad, en la esfera política, la globalización fortalece el vínculo entre los países. En la esfera social: se da a través de la expansión de los medios de comunicación que influencia a las personas su cultura y sus formas de ver el mundo. Uno de los principales riesgos de la globalización es la homogeneización cultural, donde las costumbres, lenguas y formas de vida tradicionales pueden verse desplazadas por modelos culturales dominantes, especialmente los de países más influyentes. Esto puede provocar la pérdida de diversidad cultural y la debilitación de identidades comunitarias. A pesar de ello, también se abre una oportunidad: los pueblos pueden utilizar los medios globales para visibilizar, defender y compartir su cultura con el mundo. La clave está en fortalecer la identidad desde lo local, educar en el valor de las raíces y promover el respeto por la diversidad. La identidad cultural no debe verse como opuesta a la globalización, sino como una fuerza que puede enriquecer el diálogo global desde la diversidad.
La identidad cultural y la globalización
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