Foro N°2 Unidad 1 (Foro Grupal)

Re: Foro N°2 Unidad 1 (Foro Grupal)

de GUALPA PORTILLO NICOLAS FERNANDO -
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¿Educación con dignidad o dignidad con educación?

Cuando se da la pregunta “¿educación con dignidad o dignidad con educación?”, parece que solo se juega con el orden de las palabras, pero en realidad se trata de una reflexión que nos muestra desde dónde parte la educación y hacia dónde debería dirigirse, ¿tiene sentido hablar de educación si no está construida desde la dignidad humana? ¿Y puede una persona sentirse realmente digna si no ha tenido acceso a una educación que le permita conocerse, valorarse y proyectarse hacia el futuro? En este ensayo vimos que ambas deben coexistir y alimentarse mutuamente: no hay educación verdadera sin dignidad, ni dignidad plena sin una educación que la fortalezca.
La educación desde su esencia, es un derecho humano fundamental, como señala “Derecho a la Educación” (s.f.), la educación no es un privilegio, sino una obligación que los Estados deben garantizar para todos, sin discriminación, este derecho se basa precisamente en la dignidad inherente a cada ser humano, es decir, en el simple hecho de que todos merecemos respeto, sin importar nuestro origen, género o situación económica, pero la realidad se aleja de esa declaración, ya que irónicamente muchas veces, quienes más necesitan una educación digna son los que viven en condiciones indignas, y no siempre el sistema está pensado para incluirlos, escucharlos o desarrollarlos plenamente. Tomasevski (2001) desarrolló el esquema de las 4-Aes, que exige que la educación sea "disponible, accesible, aceptable y adaptable" (p. 15). lo cual implica que no solo se trata de asistir a clases, sino de participar en un proceso que reconozca a cada persona como valiosa, capaz y única para el desarrollo de un estado.
Sin embargo, este proceso educativo muchas veces se desarrolla en entornos donde la dignidad ha sido recortada, Prieto Castillo (s.f.), reflexiona sobre esta situación afirmando que la relación pedagógica debe basarse en el respeto mutuo, tanto del educador hacia sus estudiantes y viceversa, él nos explica que una parte no puede construir su dignidad con los otros si vive en condiciones de humillación, por ejemplo si un docente es menospreciado, mal pagado, sobrecargado y silenciado, ¿cómo se espera que ayude a sus alumnos a crecer, a confiar en sí mismos, a desarrollar su propia voz? La dignidad, en este caso, no puede ser una meta si no es también el punto de partida. Según Prieto, estar “de pie” es la imagen de una persona que se respeta a sí misma, que puede mirar de frente y avanzar, pero cuando el sistema empuja al maestro al suelo, esa imagen se quiebra, y con ella se tumba todo el proceso educativo.
Howard Stevenson (2023), al analizar la crisis docente a nivel global, nos dice que la dignidad del trabajo docente se sostiene en tres pilares: el reconocimiento, la capacidad de acción y los derechos, y hoy, en muchos países, estos tres elementos están debilitados, ya que los docentes ganan menos que otros profesionales con similar preparación, tienen menos autonomía para tomar decisiones sobre su trabajo y ven limitada su participación en políticas educativas, esta falta de dignidad en el ejercicio de la docencia no solo perjudica a los maestros, sino que aleja a las nuevas generaciones de esta vocación, lo cual empeora la escasez de educadores, Stevenson plantea que la solución debe ser estructural, recuperar la dignidad de la profesión docente para hacer de la educación una fuerza real de transformación. La educación digna no se puede lograr con docentes desmotivados o silenciados, sino con profesionales valorados y que tengan una capacidad sería de actuación.
Bautista Vallejo (s.f.), por su parte, propone una mirada centrada en el desarrollo personal, ya que para él, la persona debe ser el fundamento y el fin de todo proceso educativo, dado que aunque todos nacemos como personas, no todos llegamos a desarrollar plenamente nuestra humanidad, ese proceso de personalización es precisamente lo que la educación debe fomentar, ayudar a cada ser humano a ser más consciente de sí mismo, de sus capacidades y de su sentido en la vida, puesto que una educación que solo transmite conocimientos técnicos pero ignora la identidad, la motivación y la dignidad del estudiante, es una educación incompleta. La excelencia educativa no se mide solo en resultados académicos, sino en cuánto ha contribuido a que una persona sea más plena, más libre y más capaz de construir su proyecto de vida.
Así, la pregunta inicial pierde su carácter de dilema existencial, para convertirse en una afirmación: la educación y la dignidad no son caminos separados, sino partes del mismo trayecto. La dignidad debe estar presente desde el inicio del proceso educativo, como condición para que ese proceso sea humano, justo y transformador, y al mismo tiempo, la educación debe contribuir a fortalecer la dignidad de quienes participan en ella, permitiéndoles reconocerse como sujetos con voz, con derechos y con futuro, no basta con enseñar contenidos si no se enseña también el valor de uno mismo y de los demás, no basta con formar trabajadores si no se forman ciudadanos conscientes, críticos y comprometidos con su entorno.
En conclusión, la educación con dignidad y la dignidad con educación son dos caras de la misma moneda, no se trata de elegir cuál es más importante, sino de comprender que una sin la otra pierde sentido, pues la dignidad da valor al proceso educativo, y la educación da herramientas para sostener y ampliar esa dignidad a lo largo de la vida, por eso, es urgente construir sistemas educativos donde todos, docentes y estudiantes, estén de pie, puedan hablar con voz propia, sean escuchados y reconocidos en su humanidad, solo así podremos decir que educamos, no sólo para saber más, sino para ser más. Como equipo, concluimos que educación y dignidad deben ir unidas, Alexis destaca que sin dignidad, el aprendizaje pierde sentido, Alain resalta que si los docentes no son valorados, no pueden formar estudiantes seguros, Mónica nos dice que la educación debe ayudarnos a creer en nosotros mismos, Abner que es muy importante darnos cuenta que no puede ser la una sin la otra y Nicolas cierra diciéndo que necesitamos sistemas educativos que escuchen y tomen nota de los errores que se dan, para poder alcanzar en algún momento sociedades justas y equitativas.

Referencias:


Grupo 6

Integrantes: Nicolás Gualpa - Alexis Mullo - Mónica Palma - Abner Sagñay - Alain Tuaza