¿Educación con dignidad o dignidad con educación?
Esta investigación está dirigida a resolver la pregunta ¿Educación con dignidad o dignidad con educación?, la educación es el medio para asegurar una vida digna, o es la dignidad el fundamento necesario sobre el cual debe construir todo proceso educativo, al indagar sobre la Educación con Dignidad, se revela un enfoque educativo que se centra en el respeto profundo por la individualidad del estudiante, respetando sus diversas capacidades y ritmos de aprendizaje garantizando una equidad de oportunidades que fomente la libertad de comunicar. En oposición, la Dignidad con Educación ilumina cómo el enfoque educativo a una enseñanza efectiva no solo le otorga la capacidad al ser humano, sino que también fortalece su valor intrínseco, permitiéndole florecer como individuo y participar activamente. A través de esta investigación, se busca aclarar si estas perspectivas representan caminos separados o si, en su unión, se encuentra la clave para una formación humana verdaderamente significativo.
La dignidad, en su esencia más pura, ha sido entendida como el valor intrínseco y supremo de lo que es bueno por sí mismo. Es un principio que está en el núcleo de la existencia humana y, por lo tanto, es el fundamento de todos los derechos humanos. No se trata de un derecho más, sino de la base que sostiene a los demás derechos (Pérez Luño, 2016).
El concepto de dignidad se descompone en tres formas: la dignidad social, la moral y la ontológica. La dignidad social está vinculada al estatus y las condiciones externas, la moral depende de la conducta personal, mientras que la dignidad ontológica, que es la que más nos interesa, se refiere a un valor intrínseco que todos los seres humanos poseen simplemente por el hecho de ser humanos. Esta dignidad ontológica es inmutable, no depende de nuestras acciones ni de nuestro entorno. Es el eje fundamental que debe guiar toda práctica educativa, pues no puede estar subordinada a normas jurídicas o a la autonomía personal, ya que estas son vulnerables frente a las adversidades de la vida (UNESCO, 2015).
La UNESCO (2015) destaca que la educación debe ser de calidad, equitativa y continua para construir sociedades más justas a través de ella, el individuo satisface necesidades fundamentales de pertenencia, seguridad, autoconocimiento y creatividad. La exclusión educativa no solo priva a los individuos de derechos fundamentales, sino que también margina y deshumaniza a los más vulnerables, es importante recordar que la educación no debe ser vista como una simple herramienta para producir conocimientos, sino como un proceso que ayuda a formar seres humanos íntegros. Es, como nos recuerda Albornoz (s.f.), una herramienta poderosa de transformación personal y social. Educar con dignidad es formar personas que no solo sepan, sino que también puedan reflexionar, cuestionar y crear en libertad.
Hablar de educación con dignidad implica, en última instancia, garantizar que el espacio educativo sea un lugar donde el respeto, la inclusión y la libertad sean los pilares. No se trata solo de enseñar contenidos, sino de construir personas que se desarrollen de manera plena, respetando su humanidad. Por otro lado, hablar de dignidad con educación subraya que la educación es el derecho que hace posible el ejercicio pleno de nuestra dignidad, pues solo a través de la educación podemos alcanzar nuestra verdadera potencialidad como seres humanos.
En conclusión, no es cuestión de elegir entre educación con dignidad o dignidad con educación, sino de comprender que ambos elementos son indisolubles. La educación digna es la manifestación más clara de una sociedad que respeta la dignidad humana, y una sociedad digna solo puede construirse a través de una educación verdaderamente humanizadora. Apostar por esta integración de dignidad y educación es comprometernos con un futuro más justo, inclusivo y solidario, donde el ser humano sea siempre el centro del proceso educativo.
Referencias
Albornoz, J. (s.f.). Educación y transformación social. Recuperado de https://mayeuticaeducativa.idoneos.com/educacion_y_dignidad_humana/
Martínez Valle, A. (2024). La dignidad como eje de la bioética y su impacto en la educación. Revista de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, 35(115), 271–279. https://aebioetica.org/revistas/2024/35/115/271.pdf
Pérez Luño, A. E. (2016). Dignidad humana y derechos fundamentales. Derecho PUCP, (87), 405–427. https://www.scielo.org.pe/pdf/derecho/n87/0251-3420-derecho-87-405.pdf
UNESCO. (2015). Repensar la educación: Hacia un bien común mundial. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000245656
Integrantes:
-Evelyn Caguana
-Noemi Criollo
-Sarahi Mina
-Lenin Padilla
-Katherine Patiño
GRUPO 8
Esta investigación está dirigida a resolver la pregunta ¿Educación con dignidad o dignidad con educación?, la educación es el medio para asegurar una vida digna, o es la dignidad el fundamento necesario sobre el cual debe construir todo proceso educativo, al indagar sobre la Educación con Dignidad, se revela un enfoque educativo que se centra en el respeto profundo por la individualidad del estudiante, respetando sus diversas capacidades y ritmos de aprendizaje garantizando una equidad de oportunidades que fomente la libertad de comunicar. En oposición, la Dignidad con Educación ilumina cómo el enfoque educativo a una enseñanza efectiva no solo le otorga la capacidad al ser humano, sino que también fortalece su valor intrínseco, permitiéndole florecer como individuo y participar activamente. A través de esta investigación, se busca aclarar si estas perspectivas representan caminos separados o si, en su unión, se encuentra la clave para una formación humana verdaderamente significativo.
La dignidad, en su esencia más pura, ha sido entendida como el valor intrínseco y supremo de lo que es bueno por sí mismo. Es un principio que está en el núcleo de la existencia humana y, por lo tanto, es el fundamento de todos los derechos humanos. No se trata de un derecho más, sino de la base que sostiene a los demás derechos (Pérez Luño, 2016).
El concepto de dignidad se descompone en tres formas: la dignidad social, la moral y la ontológica. La dignidad social está vinculada al estatus y las condiciones externas, la moral depende de la conducta personal, mientras que la dignidad ontológica, que es la que más nos interesa, se refiere a un valor intrínseco que todos los seres humanos poseen simplemente por el hecho de ser humanos. Esta dignidad ontológica es inmutable, no depende de nuestras acciones ni de nuestro entorno. Es el eje fundamental que debe guiar toda práctica educativa, pues no puede estar subordinada a normas jurídicas o a la autonomía personal, ya que estas son vulnerables frente a las adversidades de la vida (UNESCO, 2015).
La UNESCO (2015) destaca que la educación debe ser de calidad, equitativa y continua para construir sociedades más justas a través de ella, el individuo satisface necesidades fundamentales de pertenencia, seguridad, autoconocimiento y creatividad. La exclusión educativa no solo priva a los individuos de derechos fundamentales, sino que también margina y deshumaniza a los más vulnerables, es importante recordar que la educación no debe ser vista como una simple herramienta para producir conocimientos, sino como un proceso que ayuda a formar seres humanos íntegros. Es, como nos recuerda Albornoz (s.f.), una herramienta poderosa de transformación personal y social. Educar con dignidad es formar personas que no solo sepan, sino que también puedan reflexionar, cuestionar y crear en libertad.
Hablar de educación con dignidad implica, en última instancia, garantizar que el espacio educativo sea un lugar donde el respeto, la inclusión y la libertad sean los pilares. No se trata solo de enseñar contenidos, sino de construir personas que se desarrollen de manera plena, respetando su humanidad. Por otro lado, hablar de dignidad con educación subraya que la educación es el derecho que hace posible el ejercicio pleno de nuestra dignidad, pues solo a través de la educación podemos alcanzar nuestra verdadera potencialidad como seres humanos.
En conclusión, no es cuestión de elegir entre educación con dignidad o dignidad con educación, sino de comprender que ambos elementos son indisolubles. La educación digna es la manifestación más clara de una sociedad que respeta la dignidad humana, y una sociedad digna solo puede construirse a través de una educación verdaderamente humanizadora. Apostar por esta integración de dignidad y educación es comprometernos con un futuro más justo, inclusivo y solidario, donde el ser humano sea siempre el centro del proceso educativo.
Referencias
Albornoz, J. (s.f.). Educación y transformación social. Recuperado de https://mayeuticaeducativa.idoneos.com/educacion_y_dignidad_humana/
Martínez Valle, A. (2024). La dignidad como eje de la bioética y su impacto en la educación. Revista de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, 35(115), 271–279. https://aebioetica.org/revistas/2024/35/115/271.pdf
Pérez Luño, A. E. (2016). Dignidad humana y derechos fundamentales. Derecho PUCP, (87), 405–427. https://www.scielo.org.pe/pdf/derecho/n87/0251-3420-derecho-87-405.pdf
UNESCO. (2015). Repensar la educación: Hacia un bien común mundial. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000245656
Integrantes:
-Evelyn Caguana
-Noemi Criollo
-Sarahi Mina
-Lenin Padilla
-Katherine Patiño
GRUPO 8