A lo largo de mi vida he vivido momentos con experiencias únicas, uno de ellos fue un viaje con mi familia a Baños de Agua Santa, desde que llegamos, es un ambiente super agradable su clima y sus paisajes, tuve la oportunidad de disfrutar de una aventura inolvidable. Aunque me daba mucho miedo las alturas, me animé a probar algo nuevo, ya que desde que era pequeña mi sueño era deslizarme , practicando el deporte de canopy, así que ese día decidí lanzarme en canopy, al principio tuve mucho miedo, pero cuando estaba en el aire, algo cambió, al ver el paisaje desde arriba me hizo sentir libre, tranquila, como si por un momento volara sin preocupaciones, también me lancé desde un puente con cuerdas de seguridad, fue intenso, pero hermoso, esas experiencias me enseñaron que los miedos pueden vencerse si uno se atreve.

Otra experiencia especial ocurrió en mi comunidad, cuando mi familia colaboraba con una asociación que recibía personas extranjeras, llegaban chicos y chicas de Estados Unidos, Alemania y otros países. Eran personas muy alegres, abiertas y compartidoras. Recuerdo especialmente a una chica llamada Katherine, un día, en una comida familiar, estábamos reunidos con ellos porque mi familia los había acogido en mi hogar por un tiempo, nosotros somos católicos, y ellas también lo eran. Antes de comer, Katherine nos enseñó a rezar en inglés, al principio sonaba raro para mí, ya que no soy buena con el idioma del ingles, pero fue un momento bonito, escuchar una oración en otro idioma, sabiendo que el mensaje era el mismo, fue algo que me conmovió, sentí que, a pesar de las diferencias culturales, compartíamos una misma fe.

Ambas vivencias, aunque diferentes, me enseñaron algo importante: el valor de abrirse a lo nuevo, a los retos y a otras culturas. Son recuerdos que guardo con cariño y que me ayudan a crecer como persona.