Mary Shelley escribió Frankenstein o el Prometeo Moderno para hacernos reflexionar sobre los riesgos de jugar con el conocimiento sin asumir las consecuencias. A través de la historia del doctor Víctor Frankenstein, muestra cómo la ambición puede causar dolor, no solo al creador, sino también a lo que crea. La criatura, aunque tiene sentimientos como cualquier humano y tiene el mismo coeficiente que cualquier otro, sufre el rechazo por su apariencia, lo que refleja cómo la sociedad puede convertir a alguien en un monstruo solo por ser diferente. Shelley también quiso hablar del abandono y la necesidad de cariño, dando a entender que la presencia o el abandono de alguien importante en nuestras vidas puede moldearnos de forma positiva o negativa. Aunque fue escrita hace más de 200 años, esta novela sigue siendo muy actual, tocando temas relacionados con problemas actuales y nos invita a cuestionarnos sobre la maldad humana y los peligros del progreso sin ética.