Considero que el estudio de los cambios fisiológicos que ocurren durante el proceso del envejecimiento es de vital importancia, tanto en el ámbito clínico como en el social. Comprender cómo se modifica la función de los distintos sistemas del cuerpo con el paso del tiempo permite no solo ofrecer una atención médica más adecuada y empática a las personas mayores, sino también anticipar y prevenir muchas de las patologías asociadas al envejecimiento. Desde un punto de vista académico y profesional, conocer estos cambios fisiológicos nos ayuda a diferenciar entre lo que es parte del proceso natural de envejecer y lo que constituye una enfermedad o alteración patológica. Esta distinción es fundamental para evitar tanto el sobrediagnóstico como el abandono terapéutico, situaciones que lamentablemente se presentan con frecuencia en la población geriátrica.