Las guerras mundiales, en especial la Segunda Guerra, reconfiguraron la comunicación como instrumento de poder, evidenciando su dualidad entre control y emancipación. Joseph Goebbels, con su maquinaria propagandística nazi, ejemplificó la comunicación vertical: usó radio, cine y prensa para imponer ideologías antisemitas y nacionalistas, homogenizando el pensamiento colectivo mediante consignas emocionales y repetición. Este modelo autoritario contrastó con esfuerzos posguerra, como la UNESCO, que promovieron narrativas inclusivas para reconstruir tejidos sociales. Así, los conflictos aceleraron innovaciones técnicas, pero también expusieron la urgencia de democratizar la comunicación, priorizando diálogos críticos sobre manipulación (Rodríguez, 2010, p.45).

Referencia Bibliográfica:
Rodríguez, C. (2010). De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía. Bogotá: Editorial Norma, p.45.