El cáncer de tiroides, como muchas enfermedades oncológicas, tiene mayores probabilidades de ser tratado con éxito cuando se detecta en etapas tempranas. Sin embargo, en comunidades donde existe un bajo nivel de conocimiento sobre los factores de riesgo como antecedentes familiares, exposición a radiación, deficiencia de yodo, entre otros y sobre los signos iniciales de la enfermedad como la aparición de nódulos en el cuello, cambios en la voz o dificultad para tragar, el diagnóstico tiende a retrasarse.

En el caso de la población de Riobamba, la falta de campañas educativas, el limitado acceso a información médica confiable y posibles barreras culturales o económicas pueden contribuir al desconocimiento general sobre esta patología. Como consecuencia, muchas personas no reconocen los síntomas iniciales ni perciben la necesidad de acudir a un control médico preventivo. Esta situación impide una detección oportuna, aumentando el riesgo de que el cáncer avance a estadios más graves y difíciles de tratar.