- Se mide todo lo que el paciente bebe por boca; ya sean: agua, jugos, leche, medicamentos líquidos, alimentación por sonda.
- También se cuentan los líquidos que recibe por vía intravenosa: medicamentos diluidos, sangre, nutrición por vena.
- Se toma en cuenta el agua que el cuerpo produce por sí mismo al metabolizar alimentos, aproximadamente 7-11 ml por kilo de peso al día.
2. Registro de líquidos que elimina - Se mide la orina, ya sea que el paciente orine solo o tenga sonda, con valores normales entre 1.5 a 3.5 ml por kilo por hora.
- Se registran pérdidas por vómitos, diarreas líquidas, drenajes, aspiraciones, o por colostomías o ileostomías.
- Se estiman las pérdidas invisibles, como el sudor y la respiración (alrededor de 5 ml por kilo al día), que aumentan si el paciente tiene fiebre o respira rápido.
- Se resta el total de líquidos eliminados del total de líquidos ingeridos.
- Si el resultado es positivo, significa que hay retención o exceso de líquidos; sobrecarga.
- Si es negativo, indica que hay falta de líquidos; deshidratación.
- Si está cerca de cero, el paciente está en equilibrio.
- Se revisan signos físicos como la piel (si está seca o elástica), la humedad de la boca, color y cantidad de orina, si hay hinchazón o signos de deshidratación.
- Se analizan pruebas de sangre: hemoglobina, hematocrito, sodio, osmolalidad y otros electrolitos para ver si hay problemas en el balance de líquidos.
- Se observa el color y volumen de la orina, que son indicadores prácticos del estado de hidratación.
- El balance hídrico es un indicador importante en pacientes graves: un balance positivo prolongado se relaciona con más complicaciones, daño renal, dificultad para dejar el respirador y mayor riesgo de muerte.
- En pacientes en cuidados intensivos, un balance positivo mayor a 1 litro está asociado con peor evolución, sin importar la gravedad inicial o la edad.
- Por eso, controlar bien el balance hídrico es fundamental para evitar problemas como edema pulmonar, insuficiencia renal o descompensación cardíaca.
Para realizar la práctica se debe:
Evaluar el equilibrio hídrico en un paciente implica llevar un registro exacto y completo de los líquidos que ingiere y elimina, junto con la valoración clínica y análisis de laboratorio. Esto permite detectar si hay falta o exceso de líquidos, guiar el tratamiento y mejorar el pronóstico, sobre todo en pacientes graves.
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Jiménez Guato, J. P. (2018). Balance hídrico en pacientes críticos. UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR: https://www.dspace.uce.edu.ec/server/api/core/bitstreams/1d7882df-cdfe-4da1-bc51-820a6c638870/content
Netzahualcóyotl, G. P., Ivette, Z. C., Rodolfo, G. L., Alberto, A. M., Adriana, C. N., & & Lilia, L. C. (2015). Balance hídrico: un marcador pronóstico de la evolución clínica en pacientes críticamente enfermos. Scielo: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-84332015000200004&lng=es&tlng=es.