Con la grata visita de Irene Vallejo a la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha predominado, una vez más, la importancia trascendental de la lectura y los libros en la historia de la humanidad. En su encuentro, recalca su obra más prestigiosa, como lo es “El infinito en un junco”, sobresaliendo la capacidad de la lectura como un espacio de alivio para crear enlaces profundos entre los individuos. Asimismo, testificó que la lectura no solo es un suceso individual, sino que también es un acto colectivo que contribuye a la construcción de una memoria compartida y a la resiliencia de las comunidades en momentos de adversidad. Esto da importancia al acto de sumergirse en las narrativas impropias, que nos permite una comprensión más empática de las experiencias humanas, trascendiendo los obstáculos de los individuos y promoviendo un sentido de unión entre las personas.
El libro desempeña un papel principal en la preservación y transmisión del patrimonio cultural de la humanidad, ya que colecciona esta riqueza de conocimientos y se transmiten a las descendencias venideras. Para ello, Martínez (2004) señala que los libros “conservan la herencia cultural de la humanidad, traspasada de generación en generación” (p.2). Es por ello que la función del libro, no solo favorece a la preservación de la cultura, sino que también provee el acceso libre y autónomo al conocimiento, que permite la investigación y el crecimiento intelectual del lector. Por lo que el libro se establece como una herramienta fundamental para la transmisión cultural y el desarrollo del pensamiento crítico y creativo.
Generalmente, la lectura es uno de los principios fundamentales para la obtención del conocimiento y un intermedio necesario para la formación del ser humano. Según Domínguez et al. (2015), “la lectura contribuye de manera efectiva al desarrollo intelectual, social, espiritual y moral del individuo” (p.95). En otras palabras, siendo fundamental en una sociedad que se encuentra en un proceso de formación, que resalta su calidad como herramienta para el crecimiento personal y social, además de facilitar el acceso a conocimientos que propician la participación activa de las personas.
También es primordial conocer la trayectoria histórica del libro, desde la perspectiva dada por la filóloga Vallejo, revelando que este es un objeto democratizador del conocimiento y un baluarte contra el olvido, como lo expresó en su conversación, dado que ha tenido un papel primordial en la línea del tiempo de la humanidad. De tal manera, el libro y la lectura han experimentado una creciente apertura, paralela al avance de la educación y la alfabetización, teniendo en cuenta que han sido reconocidos como elementos de grandes ideas y saberes, demostrando una exclusiva conexión entre el acceso a la lectura y el desarrollo social e intelectual de las civilizaciones alrededor del mundo.
Referencias
Dávila, E. (2024). Irene Vallejo en la PUCP: "La lectura es una fuerza sanadora". PuntoEdu PUCP. https://puntoedu.pucp.edu.pe/cultura/irene-vallejo-en-la-pucp-la-lectura-es-una-fuerza-sanadora-que-nos-permite-reconocernos-en-el-otro/
Domínguez, I. Delgado, L. Ávila, Y. y Ávila, M. (2015). Importancia de la lectura y la formación del hábito de leer en la formación inicial. Estudios del desarrollo social: Cuba y América Latina, 3(1), 94-102. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=552357190012
Martínez, J. de D. (2004). El valor de la lectura como instrumento de aprendizaje. Puertas a la lectura, 1(17), 1-7. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1071314
Vallejo, I. (2019). El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo. Siruela. https://acortar.link/kqEt0G