¿ROMÁNTICOS?

Re: ¿ROMÁNTICOS?

de USCA MADERA LUIS DAVID -
Número de respuestas: 0
No sé si sea algo raro hoy en día, pero sí, me considero una persona romántica. No solo en el tema del amor, sino en cómo veo el mundo. Siempre he creído que sentir profundo, soñar en grande y valorar los pequeños detalles no es debilidad, sino una forma diferente (y necesaria) de vivir.
Para mí, el romanticismo no se trata solo de flores, cartas o promesas eternas. Va más allá. Es esa forma de mirar la vida con sensibilidad, de emocionarte con una canción, con una mirada sincera, o incluso con una tarde nublada que te pone a pensar cosas que no sabías que llevabas dentro.
Y sí, soy de los que cree que el amor, el de verdad puede con muchas cosas. Que cuando hay amor real, se lucha, se espera, se entiende… no por necesidad, sino porque nace del corazón. Puede que suene a película, lo sé, pero también creo que todos merecemos vivir al menos una historia que te haga sentir que estás vivo de verdad.
Lo que más me gusta del romanticismo es esa conexión entre lo que uno siente y lo que lo rodea. La naturaleza, por ejemplo, no es solo paisaje; es como un reflejo de lo que uno lleva dentro. Hay días donde una simple tormenta te entiende más que una conversación entera. O donde el silencio pesa, pero acompaña.
Sé que este mundo cada vez va más rápido, y que todo parece girar en torno a lo práctico, lo útil, lo inmediato. Pero yo sigo creyendo en lo que no se ve tan fácil: en los detalles, en las emociones profundas, en esos gestos que parecen mínimos pero dicen mucho. En escribir aunque no respondan, en quedarse aunque cueste, en comenzar de nuevo si el amor lo vale.
Quizás suene anticuado, o como dicen por ahí, "demasiado intenso", pero prefiero sentir de más que no sentir nada. Porque, al final, lo que realmente nos marca no es lo que tuvimos, sino lo que nos hizo latir más fuerte el corazón, lo que nos sacó una sonrisa sincera, o incluso una lágrima que vino de un lugar muy real.
El romanticismo, al menos para mí, no es solo una idea del pasado. Es una manera de no rendirse frente a un mundo que a veces se olvida de lo que realmente importa.