¿Qué le espera al nuevo Presidente de Ecuador? Estos son los temas más críticos
Autor: Mónica Orozco
12 Abr 2025
Los desafíos del actual presidente no es solo una descripción de problemas oportunos, es un retrato crudo de una nación al borde del colapso institucional, donde las soluciones propuestas por el gobierno parecen no solo insuficientes, sino regresivas en términos democráticos y sociales. Lo alarmante no es únicamente la profundidad de las crisis en seguridad, salud, empleo o economía, sino la dirección que ha tomado el Ejecutivo para enfrentarlas, una dirección que aparenta desconocer o subestimar el marco constitucional, el principio de progresividad de derechos y la voluntad soberana del pueblo ecuatoriano.
En democracia, el discurso político no puede basarse únicamente en percepciones, mucho menos cuando contradicen la experiencia diaria de los ciudadanos. El "relato oficial" que sostiene que Ecuador está avanzando en seguridad, que el IESS está siendo "salvado", que el acuerdo con el FMI traerá inversión y estabilidad, y que la flexibilización laboral generará empleo, se desvanece frente a una realidad nacional que muestra exactamente lo contrario, más violencia, mayor pobreza, menos derechos y más desigualdad.
Esta contradicción revela una preocupante desconexión entre el poder político y el mandato constitucional que exige gobernar con transparencia, participación y equidad. Gobernar no puede reducirse a gestionar cifras ni a imponer agendas externas, debe implicar responder a las necesidades del pueblo y proteger sus derechos por encima de todo.
Uno de los ejes más preocupantes del análisis es la situación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. El discurso de "colapso inminente" se ha convertido en el pretexto perfecto para proponer reformas que lesionan derechos adquiridos, como la pensión digna y la jubilación justa. Sin embargo, lo que está en crisis no es el sistema en sí, sino la gestión política que lo ha saqueado históricamente con préstamos impagos, corrupción y falta de planificación.
Bajo el pretexto de atraer inversión, se propone una "modernización" laboral que en realidad elimina garantías fundamentales. Se pretende flexibilizar contratos, extender jornadas, facilitar despidos y desincentivar la afiliación a la seguridad social. Este modelo reduce al trabajador a un costo de producción, olvidando que el trabajo no solo es un medio de vida, sino un derecho humano que garantiza dignidad y realización personal.
Es inadmisible que más del 50% de la población esté subempleada o en la informalidad, mientras se proponen reformas que benefician al capital transnacional en detrimento del trabajador ecuatoriano. La juventud, lejos de encontrar oportunidades, huye del país buscando condiciones más justas. La "inversión" sin protección social es una nueva forma de colonialismo económico.
Bibliografía: https://www.primicias.ec/elecciones/ecuador2025/presidenciales/presidente-noboa-gonzalez-violencia-iess-fmi-trabajo-93810/