Son herramientas valiosas para entender un proceso que todos vamos a experimentar, pero que aún está lleno de interrogantes. Los aportes de estas teorías son importantes porque nos permiten tener una base para investigar, prevenir y tratar los cambios asociados al envejecimiento, tanto a nivel celular como funcional.
Por ejemplo, las teorías biológicas, como la del daño oxidativo, el acortamiento de los telómeros o la teoría genética, nos ayudan a comprender el envejecimiento como un proceso programado o como una acumulación de daño.
Por otro lado, las teorías psicosociales (como la teoría de la continuidad o la actividad) aportan una visión más humana del envejecimiento. Nos recuerdan que no solo se envejece el cuerpo, sino también la mente, las relaciones y el rol social. Esto es clave para brindar un abordaje holístico al adulto mayor.
Por ejemplo, las teorías biológicas, como la del daño oxidativo, el acortamiento de los telómeros o la teoría genética, nos ayudan a comprender el envejecimiento como un proceso programado o como una acumulación de daño.
Por otro lado, las teorías psicosociales (como la teoría de la continuidad o la actividad) aportan una visión más humana del envejecimiento. Nos recuerdan que no solo se envejece el cuerpo, sino también la mente, las relaciones y el rol social. Esto es clave para brindar un abordaje holístico al adulto mayor.