La valoración fisioterapéutica es el primer paso esencial en cualquier proceso de intervención. Como estudiantes de fisioterapia, hemos aprendido que esta etapa nos permite recopilar información objetiva y subjetiva sobre el estado funcional del paciente, a través de pruebas físicas, observación y entrevistas clínicas. Es la base para elaborar un diagnóstico fisioterapéutico claro y un plan de tratamiento efectivo.

Esta valoración no solo nos permite identificar la disfunción o lesión, sino también comprender cómo afecta la calidad de vida del paciente. Además, es útil para establecer metas terapéuticas reales y medibles, que nos guíen a lo largo del tratamiento. Un buen proceso de valoración también nos ayuda a detectar signos de alerta que podrían requerir derivación a otro profesional de la salud.

En un entorno clínico o académico, saber valorar correctamente es una muestra de responsabilidad y profesionalismo. Por eso, debemos practicar constantemente nuestras habilidades de observación, análisis y comunicación. La valoración no es un simple protocolo, sino una herramienta viva que nos conecta con las verdaderas necesidades del paciente.